Inesperado.

El aire cargado de humo y calor humano le hacía el hecho de respirar prácticamente imposible. Por no hablar de la camiseta ajustada que llevaba. Todo el mundo a su alrededor bailaba, gritaba, reía... Igual que ella. Aquella noche había decidido dejarse llevar, irse a un lugar lejano con sus amigas y disfrutar del tiempo que tenía antes de tener que preocuparse por otras cosas más importantes. Las miradas efímeras entre ella y sus amigas, los brazos alzados en el aire... Todo era tal y como ella lo planeaba. La noche estaba pasando, las horas resbalaban por su cuerpo,  pero no. No iba a parar de disfrutarlo, hasta la última gota de energía que le quedase. Era la única manera que tenía de olvidar lo que la tormentaba todas las noches antes de acostarse. Aquella imagen se borraría de su mente para siempre, y no pensaba volver a recordarla. No se lo merecía.
Su cuerpo se mecía al ritmo de las canciones que vibraban en el aire, acompañando a sus amigas alrededor de mil desconocidos. Y no esperaba ver a nadie más.
Por un momento, su mirada se dirigió hacia la barra del bar de la discoteca. Un chico la estaba mirando. No estaba segura, pero aquel chico... Le conocía de algo. Entornó los ojos, pero siguió como sospecha. A partir de ese momento, no paraba de girarse a ver a aquel chico. Estaba casi segura.
Pero una de las veces, él ya no estaba para contestar a su mirada. Se dirigió de un lado a otro, pero no le veía.
Justo en aquel momento, sintió que algo rozaba su hombro. Instintivamente, se giró. Allí estaba el chico de la barra. Solo que ya sabía quien era. Sí... Era aquel chico que conocía del instituto. Hablaba con él muy a menudo, y era muy agradable estar con él.
Nunca se le habría ocurrido que llegaría un momento como aquel. Parecía una trampa del destino...
Éste le cogió de la mano y la apartó de la multitud. Estaban casi solos.
Iba a soltar unas palabras, pero él le selló los labios con un beso. Algo inesperado.
Pero no se separó de él. Éste le acercó a su cuerpo, con las manos en su cadera.
Un momento definitivamente inolvidable para ambos.
Al separarse, los dos dijeron todo con una sonrisa. La primera sonrisa sincera desde hace mucho tiempo.

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