Te cortará y se reirá mientras sangras.

- Erik... ¿No te das cuenta?
- ¿De qué?
- De que te está utilizando, Erik. No eres más que un juguete entre sus dedos, un entretenimiento que pronto le aburrirá. Se aprovecha de tu humildad para su propio beneficio. No te quiere, ¿sabes? No le importas. Ella te lo dijo, puede encontrarse a otro fácilmente. Y tú sigues actuando como si no importase... Eres patético.
La mirada de Erik perdió la dureza que tenía al principio de la conversación. Se podía ver cómo, poco a poco, se daba cuenta de lo que su amiga le intentaba decir.
- Sabes que no debes dejar que te rebaje... Vales muchísimo más que esa chica. ¡Dios! ¡No entiendo cómo puedes haberte dejado enredar por ella! En realidad tienes toda la culpa. Nunca, te digo, nunca, vuelvas a ella. Eres idiota, eres...
Un sollozo ahogó la voz de Blanca en cuestión de segundos. Se tapó la cara, no lo aguantaba más. Preocupado, Erik puso su mano en el hombro de su amiga.
- Pero... ¿Qué ocurre, Blanca? ¿Por qué te importa tanto esa chica?
Blanca alzó la vista para encontrarse con los ojos caramelo del que era su mejor amigo.
- Joder, Erik.... Que te quiero. Que no entiendo por qué tiene que importarte más lo que piense esa zorra que lo que pienso yo. Te quiero, siempre te he querido, desde el primer día en que te conocí. Has sido mi mejor apoyo en todo momento, mi estrella polar. Y tengo envidia, ¿vale? Sí, tengo envidia de esa tía, solamente por saber que ha rozado tus labios. ¿Sabes cuántas noches he soñado yo con hacerlo? Muchísimas, Erik. Más de las que me convendría. Estoy obsesionada contigo, ¿lo entiendes ahora? Me importas más que...
Erik posó el dedo índice en los labios de Blanca, que estaba paralizada. Se acercó a ella lentamente, con una sonrisa en los labios, y la besó con dulzura. Después, le susurró al oído.
- ¿Y tú sabes cuánto tiempo llevo esperando a que me digas todo esto?

- Tus besos son como mi manzana... Mi símbolo de la tentación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario