Confianza destruida

Siempre confié en ti. Siempre te consideré una de las mejores personas que la vida me había otorgado poder conocer. Siempre, siempre, he estado para ti, en todo momento. Sentía que tú me conocías, me comprendías...
Pero ahora me doy cuenta de lo egoísta que has podido llegar a ser. Solamente te importa lo que te beneficia a ti. Haces daño a las personas con tu manera de ser, y no te das cuenta.
A veces la sinceridad es buena.
Otras veces, hay que controlarse, por no dañar los sentimientos de otras personas.
Parece que a lo largo de toda tu vida, no lo has aprendido. Y parece que nunca lo aprenderás. No, no actúes como si te avergonzaras de todo lo que has hecho, porque no te avergüenzas de ello. Tampoco te pido que lo hagas, porque ya no me importa lo que puedas pensar. Me has hecho daño, y ésta vez de verdad. No puedo actuar como si no hubiera pasado nada, no.
Así que tú tampoco actúes de esa manera.
Tus palabras ya no son bien recibidas para mí, y tu comportamiento me ha hecho darme cuenta de lo diferente que puede resultar una persona después de herirme los sentimientos.
Déjalo, por favor. No lo intentes más.
Es tiempo perdido; para ti y para mí.

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