Pero sigo siendo una soñadora, eso no lo puedo negar. Y muchas están ahí, hincadas en lo más hondo de mi, deseando salir a la realidad. Espinas en el corazón que se van arrancando, lentamente, liberándome del dolor. Otras siguen ahí, espinas que han estado allí años, y para las cuales se está acercando el final; lo veo, tan lejano hace un año... Y ahora casi lo rozo con las yemas de los dedos.
Es impresionante lo mucho que avanzamos en nuestra vida, y la velocidad en la que, con esfuerzo, te puedes acercar a tus sueños. Este momento, en el que casi llegas a ellos, es el momento en el que te das cuenta de la fuerza que tiene la determinación. El hecho de fijarse un objetivo y dedicarse enteramente a él, eso es lo que te da la victoria. Sin ello, es prácticamente imposible.
Por ello, me he propuesto que todo lo que voy a hacer a partir de ahora va a ser porque de verdad quiero hacerlo. Porque tengo esa fuerza, ese fuego interno que quema todos los obstáculos. No valdría la pena de lo contrario.
Voy a comerme el mundo, y con ganas.
Próximamente, en los créditos.
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