Nada cambia.

Hemos empezado un año nuevo. Año nuevo... ¿Qué significará eso? Un día pasa al siguiente con total normalidad, como todos los demás... Y, sin embargo, todo el mundo lo toma como algo diferente y distinto.
En realidad, vivimos entre medidas de tiempo que no significan nada. El mundo sigue, y sigue; día tras día, nada cambia, todo es constante. ¿Por qué esta noche tiene que ser especial? ¿Celebramos acaso las "semanas nuevas"?
Me cuesta entender por qué las personas aprovechan el año nuevo para ponerse unos "objetivos", que, en mi opinión, no sirven de nada. Son difusos, generales; universales. Cosas que ya de por sí tienes que hacer para ser buena persona. ¿Por qué esperar a hacerlo en el principio del año? Más bien, ¿por qué intentarlo?
El simple hecho de proponértelo en una ocasión así está demostrando que, siendo consciente de ello, has estado haciendo algo que pensando objetivamente no está bien. Dejemos de engañarnos a nosotros mismos.
Ser mejor persona no es algo que se reserve para el fin de año. Es algo con lo que tenemos que despertarnos, todos los días, en la cabeza. Ser mejor persona.
Porque es así como realmente vamos a conseguirlo, con perseverancia y conciencia de que eso sí que es posible.
Dejemos de hacernos deseos materialistas y egoístas, y propongámonos mejorar el mundo que nos rodea. Porque sin ello, nada va a cambiar. Todo seguirá igual, y el tiempo va pasando por el calendario; perdido, hiriente. El tiempo deshace lentamente lo que nosotros conocemos por "mundo", y lo único que queremos es que nos toque la lotería. Olvidemos esa mentalidad de niño pequeño; aquí todos somos humanos y, como seres vivos, no deseamos que todo acabe tan mal como pasará si no tomamos medidas, ¿no?.


No hay comentarios:

Publicar un comentario