Aún no puedo olvidar aquello que me mantuvo viva durante los peores días de mi vida. Aquel pequeño atisbo de esperanza que asomó brevemente al cual me aferré con fuerza. Al cual sigo agarrada en estos momentos.
Todavía no sé si es por pura conveniencia, pero sigo imaginándome su sonrisa, sus miradas efímeras que hacían que mi juicio sufriera un trastorno de personalidad. Todavía me gusta cuando aparece y desaparece de mi mente. Aún siento que hay algo de él que nunca lograré olvidar. No, no puedo hacer como si no me importase. Todavía me avergüenzo de mirarte a la cara.
¿Por qué?
Está claro que algo has hecho que me remueva por dentro de manera que siempre te recuerdo con una sonrisa en la cara.
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