El borde al abismo a un lado, las escaleras hacia el cielo al otro. Mil peldaños de duro trabajo, esfuerzo, y retención para conseguir la paz eterna, el descanso sin remordimientos. El olvido. Al otro lado, un sendero marcado, repleto de tentaciones y placeres, acabado en un borde que depara en las entrañas de la tierra. Un camino sencillo, fácil de hacer además de placentero y renovador, antes de acabar en un lugar donde recordar con nostalgia los días de nuestra antigua vida. Al compararlos, lo correcto parece ganarse el cielo. Pero lo correcto no es siempre lo que queremos.
La tentación del sendero hacia el infierno es tan abrumadora...
Me parece que esta vez no haré lo correcto.

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